PATRIMONIO Y TURISMO
El patrimonio cultural es la manifestación tangible e intangible de la memoria viva de los pueblos. Su valor reside en que nos conecta con el pasado histórico, en un proceso de continuidad que lo une e integra a la comunidad presente. Es expresión única e irrepetible de cada pueblo, pero es a la vez testimonio del ingenio y la creatividad de la humanidad. En este sentido, las manifestaciones del patrimonio cultural son invalorables para las comunidades en cuyo seno han surgido y a las que se encuentran unidas por lazos históricos y sociales. Son también importantes para todos los seres humanos que, sin pertenecer a una determinada comunidad, pueden vincularse con ella a través de distintas vías, como, por ejemplo, el turismo.
Pero la actividad turística, con
todos sus beneficios, no impacta solamente en el patrimonio y su conservación,
sino que tiene múltiples efectos sociales, económicos y ambientales en los
destinos y en las comunidades receptoras. De allí la importancia de encontrar
fórmulas equilibradas, orientadas a un desarrollo turístico sostenible, en un
contexto en el que el crecimiento de la actividad a nivel global ha excedido
todos los pronósticos, en el que el turista busca cada vez más una experiencia
enriquecedora y original, y en la que los medios de comunicación, las redes
sociales y las herramientas tecnológicas vienen rediseñando la manera como se
ven, viven, interpretan y promocionan los atractivos y destinos turísticos.
El turismo sostenible son aquellas
actividades turísticas respetuosas con el medio natural, cultural y social, y
con los valores de una comunidad, que permite disfrutar de un positivo
intercambio de experiencias entre residentes y visitantes, donde la relación
entre el turista y la comunidad es justa y los beneficios de la actividad es
repartida de forma equitativa, y donde los visitantes tienen una actitud
verdaderamente participativa en su experiencia de viaje.
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